Con la recesión ya descontada, el desafío ahora es evitar daños en el tejido productivo hasta que vuelva a fluir el dinero. Sin precedentes a los que asirse, no será tarea fácil
En los años venideros, la eficacia de nuestra intervención será juzgada posiblemente no solo por la amplitud y la rapidez de las inyecciones de efectivo, o por la curva de recuperación, sino por lo que hicimos por los más vulnerables.