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En los próximos meses y años la industria marroquí seguirá floreciendo, como escudo frente a una economía inflacionaria. La estabilidad política, los incentivos y ayudas junto a una mano de obra barata le convierte en un enemigo terrible para la industria española clásica. Otro toque de atención más para la búsqueda de una transformación más profunda para la economía española.
Renault sigue trazando su camino eléctrico lejos de España. Al menos, por el momento. La compañía ha presentado un plan alabado por los analistas en el que pone su centro de producción (y de empleo) en Francia y con ramificaciones en China, donde fabrica el Dacia Spring con buenos resultados. Un pago para su rescatador Emmanuelle Macron, que pronto tiene elecciones, y un aviso para sus trabajadores españoles.