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Hay presión para que la empresa de un paso adelante en el mundo de vehículos eléctricos y es lógica, viendo que Tesla gana ocho veces más por coche que Toyota. Y Toyota Motor Corp. ha respondido. Prometiendo baterías de estado sólido con autonomías de 1.400 km o más, sistemas operativos de software que se actualizan automáticamente, diseños de coches con aerodinámica con ciencia espacial o fábricas futuristas donde los coches circulan solos hasta el ensamblaje final.
Con la proliferación de vehículos cada vez más tecnológicos y conectados, es seguro decir que la vulnerabilidad de los mismos también es más alta que en modelos más viejos. Porque, paralelamente a la velocidad a la que aparecen nuevos coches con sofisticadas entrañas digitales, crece nuestra dependencia tecnológica y, por lo tanto, el riesgo de recibir ciberataques profesionales con virus informáticos.
Los coches ya no venden prestaciones, sino tecnología. Y esta tecnología, toda la electrónica que equipan en sus entrañas, la parte más cara en el desarrollo, y por ende en el precio final de venta en los concesionarios. Y es que hasta un 40 % de los costes, van a parar a todos esos ordenadores que hacen de nuestros vehículos unas máquinas tan inteligentes; no al motor o la transmisión.
la experiencia de Volkswagen en la industria automovilística es una garantía y las economías de escala que el Grupo puede ofrecer con todas sus marcas harán más sencillo poder compensar el precio de las baterías en otros desarrollos. Y la base de toda esta estrategia es la plataforma MEB, (plataforma modular de propulsión eléctrica)