Relación de artículos y noticias |
Los últimos datos elaborados por la patronal CEOE evidencian cómo España se encuentra muy por debajo del objetivo del 20% que marca la Unión Europea como peso deseable para la industria en el PIB nacional. A lo largo de las últimas décadas, el sector ha ido perdiendo protagonismo, pasando de suponer cerca de ese 20% a mediados de los años 90 del siglo pasado a un 14,5% actual, si se incluye el sector energético (la industria manufacturera representa en torno al 11% del PIB).
350 buques transatlánticos repletos de televisores, ordenadores, móviles y microondas viejos. Eso es lo que se estima que el mundo generó en residuos electrónicos en 2019. La mayoría de estos aparatos terminó su vida útil en países ricos y, luego, muchos de esos restos cruzaron mares a bordo de barcos con destino a países en desarrollo con regulaciones más laxas en cuanto a este tipo de basura. Allí, en enormes vertederos, esos desperdicios afectan a la salud de las personas, muchas de ellas niños, que trabajan y viven en los alrededores.
Para tener una empresa en Estonia no hace falta irse a vivir allí. Es una idea sencilla, pero para llevarla a cabo hace falta un país totalmente digitalizado. Un país donde los trámites se puedan hacer desde el móvil y no haga falta pedir cita en distintas oficinas para dar cualquier paso. Estonia tiene el 99% de sus servicios públicos online y esto tiene una ventaja clara: las tareas administrativas se pueden hacer desde cualquier parte del mundo.
Los grandes grupos del sector de la moda han recibido en las últimas semanas dos toques de atención por parte de la Comisión Europea. Así, mientras las autoridades de competencia han abierto una investigación sobre posible fijación de precios, el Ejecutivo comunitario también quiere poner coto al impacto medioambiental de la moda rápida. Para ello, exigirá un porcentaje de fibras recicladas, prohibirá destruir ropa y aumentará la transparencia.
La comida es cada vez más cara. De lo que la gente no se ha dado cuenta es que las porciones son cada vez más pequeñas. A través de reducir el tamaño de, por ejemplo, un tarro de mermelada, una empresa alimentaria puede cobrar más por ella y evitar un aumento del precio que podría afectar a las ventas. No es una táctica nueva, pero la reduflación vuelve a estar de moda ahora que la industria lidia con el aumento de los costes de todo, desde el trigo a los aceites vegetales y la energía.