Relación de artículos y noticias |
El sistema de producir, usar y tirar dominante desde la revolución industrial está dando paso a uno basado en la economía circular, en el que el desecho se convierte en materia prima. La prolongación de la vida de los productos es el mandamiento. El objetivo es que las empresas sigan creciendo pero de forma sostenible. Y, para ello, existen muchas maneras de lograrlo.
Europa es la playa que los lobistas quieren encontrar bajo el asfalto. Los enormes presupuestos dedicados a la presión institucional tienen un impacto significativo en los políticos: más de 140 personas trabajan para las diez mayores tecnológicas cada día en la capital belga, un lugar donde hay tantos lobistas (49.059) como espectadores caben en el estadio de Mestalla (y 1.594 tienen acceso directo al Parlamento).
Los países del norte han empezado a marcar ya terreno ante la dinámica que va a tener lugar a partir de ahora. España deberá demostrar a la Comisión y a sus socios cada seis meses que ha ejecutado las reformas e inversiones a las que se ha comprometido si quiere obtener los fondos. Por ahora, el departamento que dirige Nadia Calviño cree que no habrá problemas para obtener los 10.000 millones del primer pago, que se producirá en diciembre, puesto que están condicionados a actuaciones que ya se han sacado adelante.
Los gigantes tecnológicos cada vez son más fuertes en el mercado. Las barreras que ellos mismos han levantado les han permitido elevar su rentabilidad del 1% al 8% en los últimos 40 años, además de limitar al máximo su número de competidores. Las consecuencias de ese nuevo poder están afectando directamente a los salarios de los trabajadores, que se han estancado pese al crecimiento de la productividad y han perdido peso de forma significativa respecto a la rentabilidad de esas compañías.
La progresiva implantación de las redes 5G va a cambiar drásticamente desde las telecomunicaciones áreas tan importantes como la movilidad, la medicina y la industria. Esta revolución se sustenta en un sistema, el de las patentes, que nació a finales de la Edad Media, de la mano de reyes y pontífices, y que ha ido evolucionando hasta nuestros días, permitiendo proteger innovaciones en todos los campos de la tecnología.
Las personas no son infalibles. Las máquinas, tampoco: se limitan a reproducir lo que nosotros hacemos y pensamos. Cada vez se delegan decisiones de mayor trascendencia en sistemas automatizados. Y cada vez son más sonoros sus fracasos, que pueden hundir la vida de una persona y hasta derribar gobiernos.
En el mercado de la nube en Europa aparecen tres nombres que destacan frente al resto: AWS (Amazon), Azure (Microsoft) y Drive (Google). Se estima que entre las tres compañías americanas ofrecen el 75% de estos servicios en Europa. El resto está repartido entre cientos de empresas que ofrecen servicios de cloud.
No es un anhelo, es ya una realidad. En pocos años, gran parte de la industria y la inmensa mayoría de las pequeñas y medianas empresas (pymes) sustentarán su actividad en procesos digitales. En ese sentido, la transición que recoge el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia aprobado por el Gobierno español en abril y garantizado por fondos europeos (Next Generation EU), constituye una oportunidad histórica para crear empleos relacionados con la digitalización.
Telepresencia, teleeducación, mayor gestión telemática de las emergencias públicas, robots en grandes superficies industriales? La innovación en este tipo de servicios está empezando a dar un salto cualitativo. Hasta ahora, había un tapón en ese desarrollo. Pero el despliegue de la red 5G permite liberar ese potencial todavía latente y permitirá desarrollar servicios innovadores cuya aplicación estaba hasta ahora frenada por limitaciones técnicas.