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La Academia Sueca de las Ciencias ha galardonado este lunes al expresidente de la Reserva Federal e investigador en el Brookings Institute, Ben Bernanke; al profesor de la Universidad de Chicago Douglas W. Diamond, y a Philip H. Dybvig, de la Washington University, con el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel 2022, conocido comúnmente como el Premio Nobel de Economía. Según la Academia, el reconocimiento ha sido concedido \“por su investigación en banca y crisis financieras\” de comienzos de la década de 1980, que ha sido la base sobre la que se ha levantado la \“regu
Que la violenta subida de tipos de interés que están implementando los bancos centrales iba a dañar a la economía y las finanzas era algo que sabíamos hace tiempo. Lo que no sabíamos era por donde iba a empezar a romperse el sector financiero. El primer pánico financiero de 2022 ya ha tenido lugar, en concreto ha sido en el Reino Unido y ha obligado a dar marcha atrás a la política monetaria contractiva del en otro tiempo todopoderoso Banco de Inglaterra.
En los últimos años la demanda de efectivo por motivo transacción ha caído significativamente, mientras que el uso de métodos de pago digitales ha ido aumentando de manera continuada (Auer et al. 2020; ECB 2020c). En este contexto, los bancos centrales han comenzado a investigar las implicaciones de emitir monedas digitales de bancos centrales (CBDCS, por sus siglas en inglés). En el caso de la zona euro, el Eurosistema lanzó el proyecto de un euro digital en julio de 2021 (ECB 2021), con una primera fase de investigación que dura 24 meses.
Un estudiante alto y atlético esperaba nervioso a la puerta del despacho de -nada más y nada menos- uno de los grandes genios del siglo XX, John von Neumann. En su mano llevaba unas hojas que podían significar un cambio radical en el estudio de la economía y en su carrera. El paseo de unos treinta minutos entre la universidad de Princeton y el Instituto de Estudios Avanzados se le había hecho muy corto[1]. Solo había salido de su ensimismamiento cuando pasó por delante de la casa de Einstein. La visión de los magníficos campos de golf que tanto solía gustarle no le entretuvo ni medio minuto. Se estaba jugand
El Gobierno alardea de haber elaborado los Presupuestos más expansivos y sociales de la historia. De lo primero no hay duda: el presupuesto consolidado de gastos alcanza los 583.543 millones de euros. Lo segundo a primera vista también es cierto: el gasto social escala hasta un récord del 58,5% del total, con un incremento del 12,6%. Sin embargo, ese gasto social es de brocha gruesa, sin afinar.
La economía circular se proyecta imparable hacia el futuro. Este modelo de producción y consumo en el que los recursos restantes de un proceso pasan a ser del provecho de otro no es sólo una solución que impacta directamente en la preservación del medioambiente, sino también una fuente de oportunidades económicas y empresariales.
Las viejas ideas nunca mueren. Una de las que cada cierto se repite es la tasa de los operadores, aquella por la cual los gigantes tecnológicos que se benefician de internet deben ayudar a financiar el coste del despliegue y el mantenimiento de la red. Es un tira y afloja muy discutido y donde no se ha llegado a ninguna decisión en todo este tiempo. Pero esto podría cambiar pronto.
“Terror en el hipermercado. Horror en el ultramarinos. Mi chica ha desaparecido”, cantaban Alaska y los Pegamoides. Para los próximos meses se anuncia una versión portuguesa en formato real, sobre el pánico en la carnicería porque la capacidad de adquirir productos de muchos consumidores se puede ver reducida de forma drástica o incluso llegar a esfumarse. La Asociación Portuguesa de Industriales de Carne (APIC) anuncia un aumento de precios entre los próximos meses de entre un 15% y un 20%.
Llevamos años transitando por caminos económicos desconocidos u olvidados. Caminos en los que, frecuentemente, la ortodoxia se ve superada y los gobiernos a todos los niveles se ven empujados a improvisar con audacia. A veces, incluso remando en contra de otros objetivos importantes, como puede ser la transición energética, el cambio climático o la sostenibilidad de las finanzas públicas.
A cambio de la merma de la progresividad de los impuestos (como el IRPF) que, por su naturaleza, son perfectos vehículos de aquella, se busca que otras figuras impositivas, en las que la progresividad es más difícil de introducir, acaben teniéndola contra su naturaleza. Para empezar, se les tacha de regresivos. Es el caso del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) o el de las Cotizaciones a la Seguridad Social (CSS), que ni siquiera son impuestos.
El Reino Unido sufre una tasa de inflación que en julio alcanzó el 10,1% y en agosto el 9,9%, cifras no vistas desde 1981, y sin visos de mejora. Según el Banco de Inglaterra, a principios de 2023 podría exceder el 13%, una previsión incluso positiva si se compara con la de Citi y Resolution Foundation, que consideran que podría llegar al 18%. Por otra parte, la depreciación de la libra esterlina frente al dólar, en lo que llevamos de 2022, alcanza el 16%, lo que exacerba la inflación a través del precio de las importaciones.
Con la crisis energética asfixiando a Europa en general y a Alemania en particular no parece descabellado plantear cómo afectaría al país germano el peor de los escenarios, el de un invierno extremadamente frío en el que hubiera escasez de gas. Los principales institutos de estudios económicos alemanes han realizado el ejercicio y los resultados apuntan a un retroceso de la economía de la primera potencia europea de casi el 8% para el próximo año.
El índice compuesto del World Container Index, elaborado por la consultora británica Drewry, ha caído el 10% esta semana en comparación con la anterior con lo que suma un total de 30 semanas consecutivas en descenso. Los 4.472 dólares por contenedor de 40 pies que marca este índice compuesto representan el 57% menos que el máximo de 10.377 dólares alcanzado en septiembre de 2021, aunque sigue siendo el 21% más alto que la media de los últimos cinco años.
La persistencia de una inflación elevada, tanto históricamente como en relación a los otros países de la zona euro, no solo depende del fuerte impacto en nuestra economía de la crisis energética mundial. A este factor, origen del brote inflacionario, se añade un riesgo que nos es propio: la dinámica de los salarios y de los excedentes empresariales.